ascendemos por pista hacia la Ermita de Nuestra Señora de Idoia,
del siglo XVI
con una verja de hierro y retablo barroco valiosos;
la encontramos abierta y
entramos a verla.
Dejamos la ermita por sendero húmedo y
boscoso (GR-11) que parte de su lateral;
las setas colonizan los troncos
moribundos,
poco a poco vamos ascendiendo con mayor pendiente bajo las hayas,
el sendero no nos da tregua durante un tiempo,
se halla bien marcado con pintura
para que no haya despistes; pasamos por un afloramiento de agua con restos de
su abrevadero, en las Saleras de Txorimilo (por la costumbre de dar sal al
ganado, imprescindible para su alimentación);
dejamos atrás una mancha de
grandes hayas
y otra de espinos albares o majuelos.
Vemos el paisaje por primera vez, a
través de un claro en el recodo del sendero, un manto de nubes engulle a su
presa montañosa;
entramos en un profundo, misterioso y extenso hayedo,
cruzamos dos
barranquetes con barro,
a la par que cambiamos de dirección hacia el Sur, para enlazar
con la pista que nos servirá de vuelta.
La ancha pista bordea Saitsederra (1425 m)
pasando por el collado (1372 m,
se le une la que proviene de Ustárroz hacia
Ochagavía ya que estamos en su sierra,
cambiamos el hayedo por abetal en
Milingrate;
las vistas de Larra-Belagua son fantásticas,
en el cruce de pistas
continuamos un corto tramo por el Camino de Barangaga (Erronkari); le dejo la
mochila a Rosa y asciendo por la vaguada
a la cima del Kakueta (1583 m),
también denominado Peña Blanca.
Las vistas desde su despejada cumbre
abarcan 360° con las Sierra de
Atuzkarratz, San Miguel y Arrigorrieta; ha merecido la pena el esfuerzo;
bajo a
reunirme con Rosa para comer los bocadillos; para el camino de vuelta voy
buscando alternativas,
peores en cuanto a pisada que la ida, pero al final vamos a parar al collado.
Llegados al cruce de la ida seguimos
rectos dejamos temporalmente el hayedo por el sotobosque con majuelos,
en la Borda
de Garatxandi, parte un sendero en desuso que no debemos seguir según las
señales (Camino de la Solana), por tanto seguimos descendiendo,
torcemos a la
derecha en la pista Corredera del Chocolate, el estrecho sendero nos muestra
algunos ejemplares de majestuosos robles en Isaroia,
seguimos bajando y girando
continuamente hasta enlazar con la pista de la ida
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