La Asociación para la Protección de la nuez de Nerpio, encargada de promocionar y proteger el cultivo del nogal y consumo de la nuez, ha despejado y balizado un precioso recorrido en busca de los Nogales Centenarios cercanos al río Taibilla;
he
acortado la ruta oficial, invirtiendo el sentido de la misma debido al calor
primaveral, e incluyendo el ascenso al histórico Castillo del Taibilla (antiguo
Castillo Taibona).
Partimos 10
Andarin@s Caminando por la Vida, por la pista que desciende al Plantón
del Covacho;
era el nogal más alto de España, se secó en el año 2006 víctima de
la “tinta del nogal” (o mal negro), producida por el hongo Phytophthora
cinnamomi, aunque no existe un tratamiento que erradique la muerte regresiva
por Phytophthora, incluyendo el fosfito de potásio, se puede controlar la
propagación y el impacto de la enfermedad;
si se hubiese actuado a tiempo,
quizás podríamos verlo aún entero, puesto que fue declarado árbol singular en
1992.
Su leyenda nos cuenta sobre María Candela que, plantando el nogal, acudió
una manada de lobos atraídos por las ovejas del covacho, la mujer huyó y el
plantón quedó a medio plantar. Se comenta que producía 300 kg de ricas nueces.
Proseguimos por pista sin cruzar el río,
atentos a tomar el
sendero que nace por nuestra izquierda;
nos adentra en el bosque galería entre
el Sabinar y La Hidalga;
ascendiendo un repecho,
que
entronca con la carretera a Chorretites de Abajo,
pequeño caserío rural con un
comedero de buitres a la salida, a juzgar por el alto número que nos
sobrevolaron.
Dejando también atrás Chorretites de Arriba,
paramos a tomar
el mantente bajo la sombra de una gran encina;
continuamos en progresivo
ascenso junto a una nave ganadera,
tanto del terreno como de la temperatura,
hasta alcanzar el nacimiento del río Taibilla;
si bien el entorno merece la
pena,
Monte través volvemos sobre la pista,
para coger otra en
descenso
donde se
muestra una danza con un personaje masculino presidiendo el grupo de mujeres con largas faldas. Sólo
se puede acceder contratando la visita guiada en la oficina de turismo. 967 43
81 70 / 967 43 81 96. Grupos entre 5 y 15 personas (3€) Invierno: Domingos
11.00 h. / Verano: Domingos 9.30 h.
Antes de llegar al Cortijo de La Noguera,
vemos un estanque rebosante de agua fresca y cristalina junto a varios nogales centenarios;
vemos un estanque rebosante de agua fresca y cristalina junto a varios nogales centenarios;
hasta
ahora las encinas y sabinas predominaban en el paisaje, a partir de aquí,
nuestro paso bordeando las fincas particulares con nogales, va a ser una
constante.
escuchándose el trino de
algún pajarico, posado en sus retorcidos y añejos parrales.
Con el tiempo
detenido, la memoria olvidada y desaparecidas sus gentes, solo quedan algunas muestras de un reciente pasado.
Poco más abajo, dejamos la pista a la cercana aldea de Pedro
Andrés,
que nos transporta un trecho a la vera del Taibilla;
salimos a la carretera
a la subida del Castillo de Taibilla (siglo
XI);
realizamos su camino de ronda,
comprobando el sistema defensivo de almenas
y saeteras,
un aljibe para aprovechar el agua de lluvia
y la elevada torre del
homenaje,
que ahora alberga un museo;
tuvo su importancia histórica y
estratégica para controlar el vecino Reino de Granada, a cargo de la orden de
Santiago desde 1242, hasta la conquista de la ciudad de Granada en 1492.
haciendo un corto trecho de asfalto, continuamos por la
ribera del río que nos lleva;
lo hacemos siguiendo el canal
nuevamente el espectáculo visual es apabullante en este
paraíso terrenal:
choperas, olmos, nogales, el rumor del agua corriendo desparramada,
o exóticas peonías al borde del
sendero.
Doy un pequeño rodeo, para sacarle unas fotos a otro nogal centenario en la cercanía del Cortijo de Ramón Pedra;
comenzamos a cruzar un
sinfín de pasarelas,
con sus tres tablones característicos de la ruta,
diferentes al resto que dan servicio a las fincas colindantes; entre recodos fluviales,
diferentes al resto que dan servicio a las fincas colindantes; entre recodos fluviales,
ruinas
de cortijos en lugares olvidados, tomados por la vegetación que se cobra su
tributo,
junto a grandes troncos vencidos,
para volver a adentrarnos en la maraña boscosa,
sorteando zarzas por los pasos, ahora abiertos, pero que no tardarán mucho en
colonizar las plantas, salvo que se vuelvan a despejar o se transite con
frecuencia por los mismos.
Sin un marcado o definido sendero en esta zona, donde además
nos confunden las marcas de otro sendero local,
máxime cuando el camino aparente no es el que hemos de seguir,
máxime cuando el camino aparente no es el que hemos de seguir,
tampoco llevamos de forma continuada un
margen determinado del río, hemos de asegurarnos que andamos por el sendero
correcto. Enlazamos con el track de la ida,
volviendo a pasar por el
Plantón del Covacho
a los coches.
Comemos mucho y bueno en el Restaurante Los
Nogales,
como siempre que venimos a Nerpio, donde nuestra camarera favorita nos trata con gran amabilidad y creciente generosidad.
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como siempre que venimos a Nerpio, donde nuestra camarera favorita nos trata con gran amabilidad y creciente generosidad.
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