y el cruce con la pista al Embalse de Irabia.
Tomamos el GR-10 en fuerte ascenso paralelos a un arroyuelo,
levantando la vista de la vereda, podemos observar los postes indicadores a
medida que tomamos altura; el tapizado alterna colores, desde las tonalidades
verdosas al parduzco rocoso;
el prado en movimiento rítmico por el aire
fresquito,
contiene vida, como atestiguan grillos
y escarabajos,
presurosos en ponerse
a salvo de nuestra pisada cuando nos intuyen.
Llegamos a un cruce entre el GR-10 y el T9,
un poste
indicador nos avisa,
que las piedras formando círculos son los Cromlechs D´Occabe; monumento megalítico de
carácter funerario, formado por piedras o menhires introducidos
en el suelo y que adoptan una forma circular;
en este caso, en vez de menhires,
son piedras pequeñas dispuestas en círculos también reducidos, aquí en Ocabe se
han registrado hasta 26 cromlechs.
Todo lo que la vista abarca son enormes espacios
abiertos con elegantes elevaciones cuyos
caminos se asemejan a las cicatrices de viejas heridas.
Pasamos el Okabe (1462
m),
ya que poco más adelante, se halla la cota máxima unos 6 m más alta,
tomamos la fruta entretenidos viendo el ganado caballar;
de vuelta rodeamos el
Okabe
y volvemos prácticamente sobre nuestros pasos,
castigando rodillas en el
pronunciado descenso final.
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