Acceso desde la Autovía
Murcia-Cartagena en dirección a La Unión (N-332) y por La Esperanza (N345) a
Portman., pasado el pueblo, en la rotonda giramos hacia la Playa del lastre y el
Faro, aunque aparcamos al inicio de la pista a los barracones de
acuartelamiento de la tropa, en otro tiempo destinada al mantenimiento del
sistema costero defensivo, de la que formaba parte la Batería de Cenizas.
Vemos por el camino que
están saliendo cantidad de Amanitas Ovoides, comunes en octubre;
semiesféricas
cuando son jóvenes y aplanadas al madurar. Es un hongo
simbiótico que forma asociaciones de micorrizas con pinos. Pie de hasta 20
centímetros, con volva en su base, sus láminas blancas se tornan rosadas al
madurar.
Aunque es comestible, su calidad es mediocre y no conviene
arriesgarse a consumirla, ante la posibilidad de confundirla con otras setas
blancas tóxicas de género Amanita.
Dejamos el GR-92 junto a una protección
vallada en madera, tomamos en fuerte ascenso, el sendero costero por el
acantilado,
desde El Cordel a la Cala del Barco, escarpado y cambronero pero
con vistas de fábula;
tras laborioso ascenso
esquivando árboles caídos,
abriéndonos
paso entre los cerrados arbustos,
alcanzamos las instalaciones de la Batería de
Cenizas; fortificación de soporte artillero-costera situada en el Monte de las
Cenizas; comenzamos por la plataforma de las ahora inexistentes, cuatro piezas
antiaéreas dispuestas a barbeta y el polvorín de la Batería Cabo Negrete.
Admiramos los dos cañones
Vickers-Armstrongs del modelo 381 mm/45 calibres -quince pulgadas- disparaban
un proyectil de casi una tonelada a 35 kilómetros.
Construida y artillada
entre 1930 y 1934, la misión de la batería era proteger la entrada a la Bahía
de Cartagena junto a su gemela la Batería de Castillitos, construida dos años
más tarde en Cabo Tiñoso, juntas dispararían en fuego cruzado hundiendo a
cualquier buque hostil.
Tomamos la fruta y echamos
un vistazo al paisaje que nos rodea, la Bahía de Portman, el Campo de Cartagena,
Sancti Spiritu (el monte del Parque de los molinos eólicos de La Unión) y la
Manga del Mar Menor;
comenzamos el descenso por la pista militar, cruzando el
pórtico de entrada, inspirado en la ciudad maya de Chichén Itzá.
Cruzamos la verja de
salida,
para realizar un corto trecho
por la carretera de Portman a la Manga;
nos desviamos hacia el Barranco del
Moro,
donde se encuentra la Calzada romana;
camino empedrado entre
palmitos, pinos y sabinas moras (tetraclinis articulata/ciprés de Cartagena),
en peor estado debido a las pasadas lluvias provocadas por la DANA.
Las explotaciones de plata de La Unión y de
plomo, cobre y estaño de Cabo de Palos, la fabricación de conservas de salazones (garum), así como la industria y
comercio del esparto,
motivaron
la creación de esta Calzada como vía de transporte, ya que Portmán fue un
importante puerto romano en el Mediterráneo (Portus Magnus).
Encontramos un pino que corta el camino
y un coche
desvencijado oculto entre los arrastres rambleros,
los puentes de madera
permanecen intactos.
Enlazamos con la carretera de vuelta
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