Accedo a Librilla Este desde la Autovía A-7 por la salida
591; entrando al pueblo, tomo el cruce a la derecha en dirección Barqueros, aparcando
antes de la rotonda.
Salgo pedaleando rotonda abajo hacia el puente sobre la
rambla; por la primera calle a la derecha, cruzaré por arriba la Autovía A-7;
pedaleo paralelo a la misma, para cambiar de dirección por el Polígono Industrial
Vistabella;
sigo por el Camino del Peretón,
ascendiendo progresivamente hasta el
Acueducto Peretón en el trasvase Tajo-Segura;
llaneo un tramo corto
hasta el
Sifón de Algeciras,
desciendo para cruzar la Rambla de Algeciras y, a subir ya
sin parar por los Zancarrones,
bordeando la Sierra de La Muela y admirando el
color de las aguas del embalse.
Los Barrancos de Gebas son un paisaje protegido
de la Región de Murcia desde 1995, -donde se halla el Embalse
de la Rambla de Algeciras de aguas azul turquesa-,
se trata de una formación
de badlands (formaciones provenientes de la erosión fluvial)
compuesta por cárcavas, barrancos y cañones,
con parecido a un paisaje
lunar por la ausencia de árboles y vegetales sobre yesos. Ubicado
entre tres sierras: Espuña, La Muela y El Cura (espacio de
casi 2000 has.).
Abandono la pista asfaltada por el GR 252.1 a Gebas, o Camino de La Vera Cruz, en
el Barranco de Los Cojos;
asciendo brevemente por pista matorralera;
termina en
sendero trialero de “baja y sube ramblero” a Barranco Hondo;
conecto con pista
asfaltada que me lleva a Gebas, sus casas de labranza están rodeadas
por campos de almendros, algunos olivos y ocasionales granados; echo un vistazo
en Casas de la Ermita
a la Ermita de la Purisima,
uno de los cinco grupos de
viviendas que se denominan: La Balsa Nueva, El Mojón, Jalisco,
Casas de
Abajo
y Casas de Arriba.
Sin salir a la carretera, atajo desde el Mirador de Los
Barrancos de Gebas,
por la pista que conduce a la pedanía de Los Ojos;
por
carretera en descenso cruzo Fuente Librilla; más adelante en dirección Librilla,
hay que dejar el asfalto (C-2),
para entrar en el Barranco de la Saladilla;
una
pasada si se hace rápido, procurando
trazar entre cañas y matorral;
enlazo con la Rambla de Librilla (o del Orón),
con tramos cerrados por la abundante vegetación y las rocas que dificultan el
paso;
comienzo a tener que bajarme e ir orientado buscando traza senderil;
voy
empapado por el agua que desprenden las hojas de caña, sumado al calor sofocante
y pegajoso.
Compensa la belleza salvaje y el disfrute trialero, donde
hay que aplicar técnica para solventar los obstáculos, desprendimientos, arena,
barro, trampas a modo de hoyos tapados por los arbustos; pozas con agua, etc.;
es
ruta exigente, cuesta avanzar y hay que realizar grandes
esfuerzos quemando adrenalina, me sangran las piernas y me he clavado una rama
en el hombro.
Se despeja la rambla,
apareciendo las zonas encharcadas de
aguas salinas,
ricas en mineral de Halita, procede de la palabra griega hals
(sal) y lithos (piedra), un paraje increíble a partir del puente sobre el
barranco,
menos complicado de transitar y mucho mas interesante,
paso bajo las
enormes tuberías del trasvase,
poco a poco coge algo de anchura el terreno
ramblero, con abundancia de tarays y algún gandul llego bajo la Autovía
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