Bajamos por la derecha, siguiendo un sendero que parte del
aparcamiento a la Rambla del Cigarrón, se ajusta entre una higuera y el muro de
una casa
antes de introducirnos por un pinar
al cauce de la Rambla del Cigarrón;
observamos las formas que presentan las paredes de roca, color marrón oscuro de
la arenisca
erosionada por los escurrimientos del agua, favorecidos por las
pendientes del irregular terreno con algunos desplomes de tierra y rocas.
Transitamos
por trazado sinuoso, suelo arenoso alternado con rocas donde predominan
baladres, albaidas y manrrubios.
Comenzamos el tramo denominado como “Ruta de las Caras del Cigarrón”, con la primera
talla,
una cabeza esculpida en un talud a nuestra izquierda;
poco más adelante,
solo queda el recuerdo de los otros tres bajorelieves;
dos caras y una mano que
sostenía una pluma de escritura; destruidas en acto vandálico por entes, que no
soportan la belleza extraída a la piedra con el arte de las manos.
Llegamos a la gran roca del “Dios Sol “ inserta en medio del
lecho;
acompañada ahora, por otra enorme roca desprendida de las alturas con el
último trabajo, la cabeza de un caballo,
mojada, ya que comienza a llover.
Desistimos
de llegar hasta el final,
nos salimos por sendero a la izquierda;
pasando por
boscoso pinar,
cruzamos el cortafuegos
y un antiguo canal;
seguiremos a la
derecha en el cruce; el sendero cambia de dirección haciéndose pista;
ha
aflojado la lluvia, se huele a tierra mojada y respiramos un aire renovado, no
nos hemos puesto los chubasqueros, hemos preferido sentir la lluvia en vez de
sudar con el plástico.
Voy atento para coger el ramblizo de nuestra derecha de
vuelta, pero no hay una bajada, que no sea seguir recto salvando un gran
desnivel,
e iniciar el ascenso por el ramblizo con algunos pinos caídos y
grandes bloques de piedras,
pero no presenta dificultad de paso reseñable.
Dejamos su cauce en fuerte ascenso por una vereda,
vamos
derivando hacia los toboganes, paralelos a la pista asfaltada que da servicio a
las viviendas y que acaba al inicio del Matahombres;
seguimos por sendero casi
cerrado por la vegetación hasta su bifurcación;
a la derecha, nos saca al
Cordel de Los Valencianos, antigua vía pecuaria donde se practicaba la trashumancia,
por la derecha, vemos el Castillo de La Asomada
antes de llegar al aparcamiento.
Se han encontrado en las proximidades de la Rambla del Cigarrón,
fósiles marinos (dos ejemplares completos y uno incompleto del caparazón de una
tortuga terrestre gigante,
procedentes del yacimiento del Puerto de la Cadena,
del período Mioceno, con una antigüedad estimada en 7 millones de años,
se
exponen en el Museo Paleontológico de los Garres).
La entrada es gratuita y Paco
Bernal nos hace ruta guiada a través del tiempo, mediante los fósiles de los
animales y plantas que poblaron esta tierra. Abierto al público en general los
sábados por la tarde de 18:00 a 20:00.
Se recomienda confirmar la visita, ya
sea por teléfono o por e-mail. El Museo se halla ubicado en el Centro de
Educación Secundaria Severo Ochoa, Camino de Tiñosa, 50, Los Garres, Murcia.
Teléfono: 968 822 980 paleontologia@murciaeduca.es.
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