Francisco Tadeo Calomarde, ministro de Gracia y Justicia en
tiempos de Fernando VII, nacido en Villel e hijo ilustre de la provincia, dio
nombre a esta población (denominada anteriormente como Peñascales y Valle
Hondillo). Su iglesia parroquial de Santiago es gótica, conservando un sepulcro
románico en su interior.
Salimos paralelos al Río Blanco o, como su principal
manantial, “Río de la Fuente del Berro”.
Aguas abajo produce la bella Cascada Batida de Calomarde, antes de donar sus
aguas al Guadalaviar.
La pista bajo las paredes del Alto de La Piedra, penetra
en el Cañón de los Arcos junto al Moricacho de la Hoz, monolito rocoso con
abrigo o cueva abierta para refugio del ganado.
Llegamos a la Presa de los Ahogados Joaquin Lozano y Pedro
Lahuerta, en 1876, al intentar cruzar el río durante una tormenta, los arrastró
la crecida muriendo ahogados; la yegua que les acompañaba tuvo mejor suerte y sobrevivió.
Seguimos un tramo con el rio vallado,
cruzándolo en la
bifurcación por bloques de piedra,
llegamos a la zona de las pasarelas;
salvamos el cauce con juncos creciditos
por la primera junto al Barranco de
Morte,
tomamos altura
observando un grupo de ciervos corretear por la Loma de
las Cuevas de Las Pisadas.
Llegamos a un cruce de pasarelas y un abrigo rocoso,
seguimos a la derecha;
pasada la poza, comienzan los saltos de agua;
llegamos a Puente Toba,
puente
natural de rocas sedimentarias,
formadas por la precipitación del carbonato
cálcico disuelto en el agua.
En el año 1990 fui pionero en esta sierra, dando que hablar
en Albarracín por las rutas que hice durante dos meses de verano, una de ellas fue esta; marché las
dos veces por el cauce del río, volviendo por carretera al área recreativa, la
segunda, con mis dos hijas y una pareja de amigos con su perro.
Pasamos dos saltos juntos de agua
y la segunda pasarela,
volvemos a ascender por un tramo aéreo
descendiendo a la tercera,
cruzamos un
puente pasarela primero,
por la cuarta pasarela cambiando de margen;
la quinta
es la más larga,
se halla con coloridas libélulas
y preciosas mariposas.
Se abre el cañón a un pinar, el sendero junto al río se
muestra bucólico,
somos los primero en pasar, ya que voy cortando los hilos que
han tejido las arañas entre árboles; hemos salido temprano por el calor.
Llegamos a una
variante (Ruta del Puente de Toba),
cruzo por las piedras el río para acercarme
al Molino de Abajo,
aún se conserva la presilla de un metro que le derivaba el
agua.
Pasamos por un pequeño canchal
y vemos un espantalobos, sacudiendo sus
ramas suenan las semillas del interior de sus saquitos,
dejamos una poza
y
cruzamos el río
para llegar al Molino de Las Pisadas,
nos recibe una lagartija
somnolienta
junto a las ruinas de la Tejería,
donde los vecinos de Frías, adquirían
las tejas curvadas árabes para construir o reparar sus viviendas.
En el proceso
de mezclar la tierra arcillosa con la arena, precisaba del molino que actúa
como un mortero gigante, la amasadora para hacer el barro, el agua, la
“galletera” o molde para darle forma, el secadero y finalmente el horno para
cocerlo.
Poco más adelante se encuentra el pajar, única construcción
que mantiene parte de la techumbre,
por último el Molino de las Pisadas, donde
pervive la balconada,
los restos de la muela
y esta leyenda: Cuentan que en
Calomarde vivía un pastor de cabras. Un día, haciendo caso omiso a las
advertencias de los lugareños, entro con su rebaño en el “El bosque del diablo” zona de pinos gigantescos y rocas escarpadas, al poco las
cabras comenzaron a huir como locas en todas direcciones;
de la parte más
oscura del bosque, salían unos extraños resplandores con fuerte olor a azufre,
apareciendo el diablo presa de la ira; echó a correr el pastorcillo como el
rayo, pero detrás de él corría el diablo lanzando tremendos rugidos, hasta que cruzó
el río;
el pastor contó en el pueblo la persecución de que fue objeto por parte
del maligno, aunque nadie le creyó, cambiaron de opinión al ver en la roca las
huellas de pisadas del mismísimo diablo.
Continuamos por pista llaneando, nos encontramos con un
todoterreno enlodazado, participando en su rescate,
llegamos hasta la Fuente
del Berro,
en la confluencia del Barranco de la Mentirosa de Muela y el de las
Casas de Frías,
para darnos la vuelta. Desde el Molino de Las Pisadas hubiese
sido mejor para no acalorarnos a la vuelta.
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