Partimos 10
Andarines Caminando por La Vida, en ascenso por la pista que cruza las casas de
El Carrascal,
siguiendo las indicaciones al Puntal de la Misa y la Cañada del
Saucar,
el zigzagueante sendero va cogiendo altura por el PR-A 196;
los densos
nubarrones suponen una incógnita sobre la visibilidad cimera.
Chopos y encinas ceden ante el empuje del pinar
a medida que ascendemos al Puntal de los Carneros.
Las bolsas de procesionaria colonizan el pinar, hemos de proceder con cuidado
de no rozar ninguna a nuestro paso.
Desaparecido el
pinar, nos adentramos en una zona de canchales bajo la Loma del Calar del Cobo;
para acceder a los calares o zona de cumbres relativamente llanas, hay
que buscar los escasos pasos entre los paredones o cenajos que aíslan las alturas,
ya trillados por pastores y ganado para aprovechar los prados de estas
altiplanicies.
En medio del
desolado paisaje kárstico,
nos protegemos del gélido viento que sopla del
norte;
avanzamos entre dolinas, apoyados por las balizas de madera, visibles
desde las partes elevadas, muy útiles para orientarse en nevadas.
Dejamos el
sendero
buscando el amparo de una pequeña covacha para tomarnos el mantente;
rodeamos
una tiná o construcción de piedra seca para guardar el ganado;
avanzando por el escarpado suelo calizo
entre piornos azules o cojines de monja (Erinacea anthyllis),
llegamos a un
talud por donde descendemos brevemente hacia El Picón,
con una panorámica preciosa
de la Umbría de los Anguijones y el Calar del Puntal de la Pililla, en cuya
cumbre estuvimos ayer.
Pasamos junto a unos
tornajos,
vemos un ojo o ventanica en las paredes del cerro y asomando el
Embalse del Anchuricas;
remontamos al collado
para unirnos a la pista que
proviene de la Cañada del Saucar
y terminar la ascensión
al Puntal de la Misa (1.796
m) o pico Cobos;
entramos
en su refugio con sofá, chimenea y despensa;
unos carteles en sus
paredes, nos aleccionan sobre las medidas que hemos de adoptar, ante una
tormenta eléctrica o la picadura de ofidios o insectos.
A pesar de lo “agustito”
que nos encontrábamos disfrutando del entorno,
la cita con la comida en Casa
Pedro de Gontar nos espera abajo,
volvemos sobre nuestros pasos
disfrutando
desde otra perspectiva del regreso.
Acabamos cumpliendo con los planes
previstos de nuestro guía Paco Saéz, con dos días ruteando por la Sierra de
Segura, en comida de hermandad y despedida hasta la próxima.
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