Se accede al pueblo de Miller desde Yeste, Nerpio o Santiago de la Espada; en nuestro caso fue por Nerpio a Casa Tere en los Atocheros de Miller,
una doble casa rural
asomada al balcón sobre el valle y aldea de Miller, adornada con un florido cerezo
y coqueta fuente,
situada a 700 m del inicio de la ruta, que nuestro guía Paco Sáez ha gestionado con buen criterio.
Acercamos los coches al caserío del Collado o Barrio del
Castillo,
bajo los paredones de Los Cenajicos nos recibe el mojón del sendero PR-A 100,
sobre las casas adosadas a las ruinas del Castillo;
partimos 10 Andarines en
ascenso al Collado Millerete,
donde cambiamos pista por sendero; transcurre
bajo un frondoso pinar,
salvando el Barranco de la Cueva del Agua,
cruza el barranco
del Cenajo de las Goteras en la Umbria de Los Anguijones;
cenajos son cortados
en la montaña con refugios naturales u oquedades en la roca, donde guarecerse
pastores y rebaños bajo los cantiles rocosos,
la ruta transcurre entre
miradores o balcones naturales con vistas al valle del Segura.
Aparecen las sabinas dispersas, retamas, eléboros, estepas,
enebros, etc., pero nuestro interés se centra en la orografía circundante, a la
que se abren los salientes escarpados como el Puntalón;
en el siguiente mirador
divisamos el inconfundible Barranco del Pilón, por la herida abierta que
presentan los ocres inmersos en la decoloración grisácea de sus calizas,
se trata
de un graderío por donde se despeña una cascada encima de una roca solitaria,
aunque
ahora figure transformada en gotera, en época lluviosa, se cruza por detrás de
la cortina de agua que desliza.
Andando por encima de los Anguijones,
vemos la telia del Gymnosporangium
sabinae, un patógeno fúngico que utiliza a enebros y sabinas como huéspedes de
invierno, es uno de los muchos hongos del óxido que afectan a las plantas,
aunque mucho más dañino para la pera a quien también parasita (La Roya).
Llegamos
a la atalaya del Puntal de la Escalera,
abajo vemos el Pantano de Anchuricas, enfrente, la ruta de mañana: el Calar de Cobo con los Dientes de la Vieja y su
techo el Puntal de la Misa;
hacia la derecha, Monte de Collado, Cuerda Morillas
y el Calar de Cabeza de la Mora.
Seguimos ascendiendo
sobre la Cueva de los Anguijones
al Puntal
de los Canteros, junto a magníficos ejemplares de pino laricio, salgareño o
negral;
cambiamos de dirección desde el puntal, dejando a nuestra derecha el
sendero que desciende, eludiendo Arroyo Cabrera al Puerto de Marchena y La
Toba;
zigzagueamos tomando altura, con vistas de nuestro destino, el Puntal de la
Pililla.
Pasamos junto un bello ejemplar de Primula vulgaris (Flor de San José),
como florece muy pronto en primavera, de ahí el nombre inglés "Primrose".
Se usan sus variedades para el tratamiento de problemas cardiovasculares,
respiratorios (expectorante) y como relajante.
Llegamos un poco más arriba de la Fuente de la Pilica, para
comenzar un fuerte ascenso por traza senderil en el Calar de la Pililla; abandonando
el pinar
por los cojines de monja del suelo kárstico,
encumbramos a la antigua
caseta de fogoneros
en proceso de ruina
en el Puntal de la Pililla (1666 m).
Comemos
los bocatas
e iniciamos el pronunciado descenso
hacia el Puntal del Aire;
conectamos con el sendero de ida pasando junto al tornajo/abrevadero (Fuente de la
Pililla),
nos volvemos a emboscar, visualizando los troncos de los pinos forrados de líquenes, señal inequívoca de la
salud medioambiental y la pureza del aire que respiramos.
Hacemos una breve parada junto a varios pinos laricios de
alto porte,
felices en el suelo calizo, ricos en resina y con muestras de haber
sido usados para extraerla.
El sendero a veces se abre como ventana paisajística
a modo de encuadre naturalista;
satisfechos volvemos al hogar
para cambiarnos y
dar un paseo por Miller,
celebrando en una terraza con vistas del circo rocoso tamaño
disfrute.
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