A las 7 de la mañana,
mientras la ciudad despierta,
nos ponemos en marcha desde la Catedral de Murcia,
gótica con reformas renacentistas y
barrocas; destaca La Capilla de Los Vélez de estilo gótico-flamígero, la
portada de los Apóstoles de estilo gótico isabelino, la puerta de Las Cadenas,
la torre de casi 100 m y su monumental fachada barroca.
Desde la Gran Vía buscamos
el carril bici
que nos conduce hacia el Campus Universitario,
enlazando con la
vía verde de Molina de Segura, tramo final del Camino de Levante, es un camino
de peregrinación cuyo destino es la ciudad Santa de Caravaca de la Cruz,
reconocida mundialmente como "lugar santo" por el Vaticano, pues
puede celebrar el Año Jubilar a perpetuidad cada siete años.
Es una ruta
acondicionada para usuarios no motorizados, aprovechando el antiguo trazado
ferroviario entre Murcia y Caravaca de la Cruz, de 78 km.
Cuando se proyectó
convertir la línea del antiguo trazado ferroviario entre Murcia y Caravaca de
la Cruz en vía verde, los técnicos descubrieron que la autovía, carreteras,
urbanizaciones y sembrados habían cortado, invadido o apropiado tramos del
trazado original, cerrado desde 1971 cuando dejó de funcionar este ferrocarril.
La vía verde nos
conduce hasta el puente de hierro de entrada a Alguazas, ascendemos por la
pasarela metálica para cruzar la línea ferroviaria Madrid-Cartagena;
pasamos
entre la depuradora de aguas residuales y el Embalse de Los Rodeos, realizando
la primera parada en la Estación de Los Rodeos.
Salvamos por
viaducto el Barranco Marín, estamos en una zona de “badlands”, se forman en
áreas de infrecuentes pero intensas lluvias, produciéndose una erosión
devastadora ante la ausencia de cobertura vegetal, conforman un tipo de paisaje
de características áridas, debido al clima semidesértico.
Cruzamos la
carretera de Alguazas a Campos del Río donde llegamos,
vamos paralelos al río
Mula, seguimos a la estación de Albudeite, vemos las ruinas del apeadero de Los
Baños de Mula. Dejando atrás la Rambla de Perea,
destaca al fondo la fortaleza de Alcalá, enclave estratégico de origen
islámico y punto de control de las vías de comunicación, elevada unos 120 m
dominando la comarca de Mula;
la vía transcurre entre taludes entrando en la
Huerta de La Puebla,
pedaleamos
delante del apeadero de la Puebla de Mula;
cruzamos el puente sobre el río Mula.
Ascendemos por la
carretera, hasta enlazar nuevamente con la vía en el apeadero del Niño,
entramos por cuatro túneles, varios puentes y el Apeadero de La Luz
hasta
llegar a Bullas. Fernando, nuestro guía y valedor por estas tierras de vides,
almendros y frutales,
nos conduce al enlace con el tramo final Bullas-Caravaca;
el camino nos da una tregua descendiendo a Cehegín; rodeados de cultivos
cerealistas
y pinar, cruzamos un túnel
antes de entrar y afrontar con 80 km en
las piernas, las cortas y contundentes rampas de ascenso al Castillo de la Vera
Cruz, somos vitoreados por nuestro compañero caravaqueño Enrique Rios, acostumbrado
a realizar el trayecto ¡¡a pie!!, volverá en bici con nosotros;
hacemos las fotos
protocolarias
bajo la fachada del Santuario de la Santísima y Vera Cruz,
ubicado
en este castillo-fortaleza el siglo XVII, que perteneció primero a la Orden del
Temple y luego de la de Santiago, lugar de peregrinación y Monumento Histórico-Artístico.
Reanudamos la vuelta rodeando sus murallas,
el fuerte aire en contra neutraliza la ventaja que
supone el ir descendiendo hasta Cehegín, nos hace esforzarnos para alcanzar
Bullas sometiéndonos a un desgaste constante;
entramos por la ermita del
Niño del Balate
a tomar un menú en el Niño de Mula; esta ermita del siglo XVIII
y de estilo barroco, según cuenta la leyenda, en este lugar se le apareció por
primera vez Dios Niño a un pastor en el año 1648; se convirtió en Fray Pedro
Botía,
y años después, en un viaje a los Santos Lugares, conoció al Conde Lemos
que le introdujo en la Corte madrileña, llegando a ser consejero del hermano de
Carlos II; así consiguió que se construyera el Monasterio de La Encarnación en
Mula, donde se empezó a rendir culto al Niño.
Apenas si se nota que la vuelta es cuesta abajo,
el desapacible
y fuerte viento en contra unido al dolor de culo a pesar de que llevo dos
culotes, la distancia y el desnivel acumulado, nos pasan factura
mientras que cubrimos
etapas hasta el puente de Alguazas, donde continuamos por la mota del río,
para
alcanzar el carril bici en la Contraparada de Alcantarilla;
justo 12 horas
después y con 9,5 de pedaleo real y 170 km
nos hacemos la última foto en la Catedral de
Murcia testigo de nuestra proeza.
Yo hice la ruta en septiembre pasado y haciendo noche en Baños de Mula, la salida fue desde Orihuela, recomiendo la ruta
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