Barranco de la Hoz en las Lomas del Corral de Perucho

Accedemos por la carretera C-5 de Pliego a Casas Nuevas, nos desviamos por el Sangrador de las Anguilas, sin tomar ningún desvío, en la bifurcación lo hacemos a la derecha por la Casa del Manco, para girar nuevamente a la derecha a la altura de una gran balsa de riego, continuamos por la derecha en la bifurcación con la Casa de Congoja, aparcando a la orilla de la carretera (37°57'27.77"N  1°32'3.96"W) junto al puente de paso al Barranco de la Hoz.

Entramos por el cauce del barranco 14 Andarin@s, comenzamos sorteando árboles caídos por su lecho pedregoso; 

algún deslizamiento de tierras provocado por las últimas lluvias, 

nos obligan a ir trazando entre los abigarrados matorrales en constante zigzagueo, alguna plantación de almendros se llega al mismo borde ramblero del Barranco de la Hoz,

 que nos comienza a sorprender con suelo rocoso de pozas dispersas y agua estancada, a medida que remontamos;

triste consuelo para Manuel, nuestro guía y anfitrión, que ha visto y disfrutado desde que era un chiquillo, de un caudal permanente y abundante de agua, por este barranco escondido y lindante con las tierras de su abuelo.

Topamos con un muro pétreo, cascada incluida, 

pero tan solo se viste de aguas su poceta; 

retomamos ladera arriba la marcha 

eludiendo el salto, 

para afrontarla desde lo alto; 

aprovechamos para tomar el mantente, 

antes de seguir bajo la elevada conducción de aguas, con robustos pilares, 

proveniente de las Fuentes del Barbol.

Vamos ganando en altura y agreste belleza barranquera, con proliferación de charcas y rocas descarnadas, 

llegando a una zona complicada 

pero salvable, echando por una traza lateral y cruzar al otro lado por empinado roquedo; 

el barranco en este tramo se torna muy abrupto, según comprobamos

 a medida que salimos a la pista de la Muela del Moclón.

Dando la vuelta a las Lomas del Corral de Perucho, tomamos un ramblizo subsidiario del Barranco del Barbol, que a falta de nombre mapero, bautizaron como Rambla Teresa, en clara alusión a una de nuestras Andarinas.

La ruta ha cumplido su cometido al ser corta e intensa, también el incipiente calor primaveral se ha dejado notar; nuestro principal objetivo ha de cumplirse después, con aperitivos, una gran barbacoa, asado de patatas al horno y bebidas muy frías, 

en un ambiente rustico y campero, con predominio de esa alegría por festejar que tenemos los jubilados pletóricos de vida e ilusión. Nuestro más sentido agradecimiento a Manuel que “puso toda la carne en el asador”.

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