Junto a la pista vallada, iniciamos un largo y pronunciado ascenso
que nos conduce al Cabezo del Buey (415 m), mientras el sol se levanta por
encima del Puntarrón abriéndose paso entre las nubes;
realizamos tramos rocosos
por senderos rotos,
descrestamos accidentadas lomas,
hacemos breves paradas
para secar el sudor y recuperar el pulso;
Oniscideo |
las vistas panorámicas empiezan a aparecer
para compensar el esfuerzo;
disipándose la neblina, cercanos al área de recreo
de la Cresta del Gallo,
vemos perfilarse la inquietante silueta de El Quijar de
la Vieja y La Panocha.
Sin llegar a las pétreas mesas, torcemos a la derecha para
descender por sendero,
su tramos revirados de fuerte pendiente entre rocas y
raíces de los pinos carrascos, nos hacen extremar la precaución;
en los cruces
con otros senderos o trazas, vamos por la derecha buscando un progresivo
descenso;
al final, toca hacer un tramo por carretera en la Umbría de los
Lages.
En la última curva cerrada, tomamos una traza senderil que
enfila hacia el Cabezo Castillo de Los Garres (253 m).
El Castillo de Los
Garres pudo formar parte de las líneas defensivas bizantinas en torno al Campo
de Cartagena,
apoyado por la guarnición establecida en el Puntarrón, dominaban
la entrada al histórico camino de herradura, que une la Huerta Murciana con
el Campo de Cartagena a
través del Puerto del Garruchal;
aunque pudo haber sido originalmente, un
lugar para salvaguardar a las gentes de la vega en caso de peligro.
La
inspección de sus restos no deja de ser decepcionante, aunque tuvo torres,
aljibe, balsas y lienzo de muralla
solo queda algún resto de pozos y medio
lateral de mampostería; eso sí, el paisaje de la Huerta Murciana y la Vega Baja,
bien merece la molestia que nos hemos tomado.
Descendemos por donde vinimos,
cruzando la carretera de la
Cresta para echar un vistazo a tres covachas, protegidas con alzado de bloques
y restos de un muro;
volvemos a tomar asfalto
en descenso hasta el segundo
cruce,
aquí continuamos por sendero paralelos a la carretera;
atraviesa dos
ramblizos y a partir del tercero comienza a ganar altura,
saldría derecho
donde hemos dejado el coche, lo abandonamos para descender al monolito de la carretera,
seguimos por ella un trecho en cómoda subida, pasando por la Casa Forestal al
aparcamiento.
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