Cruzando la carretera que traíamos, enfilamos por pista en
ascenso hacia Pedreras Altas
para visitar el patrimonio histórico,
arqueológico, industrial y minero sometido a graves problemas de abandono,
deterioro y expolio del complejo minero Cabezo Rajao;
de propiedad privada, dependiente
de dos municipios, propicio a sufrir riesgos naturales y para la salud;
directrices
que condicionan la conservación de su naturaleza y la rehabilitación del
entorno;
resulta chocante al estar catalogado como BIC (Bienes de Interés
Cultural), cuya obligación para los Municipios
responsables, es el de redactar un Plan Especial de Protección del área
afectada e incluirlo en la legislación urbanística.
Cambiamos de dirección a la altura del mojón delimitador de
la zona minera, entramos por sendero a "la raja"
abajo se encuentran los
edificios de calderas, maquinaria, chimenea, castillete y pozo. Enfrente vemos
la Mina Maria Jesús en el Cabezo del Agudo;
para acceder al Lavadero
del material para eliminar sus impurezas
por flotación diferencial y sus balsas de estériles;
seguimos hacia la mina San
Iberia,
compuesta por el edificio de sala de máquinas y el castillete de madera de seis
patas,
con las esquinas de las vigas molduradas, se encuentra sobre el pozo
llamado San Francisco de Paula, con una profundidad de 434 m.
Terminamos con la
mina “Virgen de los Ángeles”,
la sala de calderas, su fachada con dinteles de
ladrillo visto y ventana ovalada, la chimenea cónica de ladrillo macizo de unos
13 m de altura.
Desde la época romana, fue un importante núcleo minero; se
le nombra así por un filón de galena de alto contenido en plata, que tras ser
vaciado por iberos, fenicios y romanos, dejó una raja en la cima de la colina;
antaño denominado Monte Partido.
También extrajeron del Cabezo Rajao, blenda,
pirita y galena, principalmente de la mina Iberia, así como alumbre (sulfato de
alúmina y potasio), usado para fijar los colores en la industria textil, la
elaboración del vidrio y medicinas.
El Cabezo Rajao tiene una superficie
aproximada de 277 ha y una cota máxima de 194 m, que domina todo el valle
litoral entre el Mar Menor y Cartagena.
Volvemos sobre nuestros pasos, cruzamos la carretera en dirección a
Portman, a nuestra izquierda se halla la mina de “Los Burros”, perteneciente al
término municipal de La Unión.
Esta mina es de finales del siglo XIX, forma un
conjunto compuesto por un castillete y una sala de máquinas.
Cruzando la Rambla de las Pocilgas, tomamos por la derecha
rodeando Huerto San Andrés,
para dirigirnos hacia el Sur,
atravesando tres
enormes balsas de estériles;
rodeamos la profunda rambla,
para ascender por
sendero paralelo a la misma,
atajamos monte través pasando puestos de caza,
tomamos
la fruta disfrutando de las vistas desde la Diputación de Alumbres y La Unión
hasta el Mar Menor;
enlazamos con el sendero que abandonamos antes,
continuamos
en subida constante bordeando el Machón (311 m),
transitamos por una loma hacia
el Noreste,
hasta cambiar de dirección en descenso hacia el Sureste con vistas
de la carretera N-345 a Portman;
nos desviamos para ver desde lo alto el “Lago
Rojo” de Corta Brunita.
En el cruce seguimos por la izquierda hacia la mina de La
Cruz Chiquita,
donde poder admirar la balsa de lodos/laguna, perteneciente a la mina de plomo a cielo
abierto en la Corta Brunita, paraje de la Peraleja;
el nivel freático, por el
que discurre el agua en el subsuelo,
da lugar a un lago ácido
de unas 7,5 has y
hasta 30 m de profundidad que presenta condiciones geoquímicas únicas.
Los efectos de la erosión de los depósitos de residuos
mineros en la Sierra Minera,
se manifiestan en la contaminación del suelo por
Cadmio, Cobre, Zinc, Estaño, Manganeso, Hierro y Plomo,
de las ramblas por
escorrentía superficial y del medio marino,
poniendo en riesgo los ecosistemas
del Mar Menor;
se hacen necesarias medidas correctoras sobre el paisaje,
desarrollando la vegetación a base de nivelar el terreno, colocando un efectivo
sistema de drenaje.
Pista arriba por la derecha,
vemos los restos, basura y escombros acumulados de las instalaciones pertenecientes a la Mina Brunita,
ladera abajo
enlazamos con la pista de vuelta.
La riqueza de los minerales ha atraído a numerosas
civilizaciones a lo largo de la historia.
Los Iberos, en el siglo II a. C.,
establecieron un poblado muy cerca el Cabezo Rajao (Iluro). Los cartagineses,
innovaron un sistema de pozos escalonados para llegar a más profundidad.
Los
romanos (s. III d. C.), explotaron la sierra durante más de 500 años.
En la
época cristiana, todas las minas pasaron a ser posesión de la corona; comienza
un período de decadencia para la minería,
sería a partir del siglo XIV cuando
resurge la minería y se repuebla la zona.
Entre los años 1885 y 1890, se
produce la mayor actividad construyéndose los principales pozos de extracción
del Cabezo Rajao,
se tiene constancia, que estuvieron en funcionamiento con la
extracción de plomo, plata y zinc hasta el año 1990.
El terreno, labrado recientemente,
hace que nos movamos
intuitivamente
buscando la carretera perdida
que nos devuelva a nuestro
destino. Finamente nos desplazamos a Cabo de Palos a tomar un menú en La
Bodega.
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