La Cultura argárica es una manifestación y expresión de los
poblados del sudeste de la península ibérica en la Edad del Bronce, formaron
una de las sociedades de mayor relevancia en la Europa del III y II milenios a.
C. Este complejo cronocultural es considerado indicativo de los procesos de
jerarquización sociales que se extiende por el sudeste peninsular, ocupando las
provincias de Almería y Murcia, así como parte de Granada, Jaén o Alicante.
Debe su nombre al yacimiento epónimo de El Argar, en el municipio de Antas,
Almería. Esta cultura arqueológica fue descubierta y definida a finales del siglo
XIX, por los hermanos belgas Enrique y Luis Siret, ingenieros de minas en la
Sierra Almagrera.
La mayoría de los asentamientos argáricos eran de nueva
fundación y presentaban características singulares, en comparación con las
aldeas calcolíticas que pervivieron durante la Edad del Bronce, todo ello
supone una gran transformación social.
Se caracteriza por la existencia de poblados situados en
áreas de difícil acceso y/o fortificados, casas de planta cuadrada construidas
con piedra y adobe, enterramientos en cistas, tinajas o covachas bajo el suelo
de las propias viviendas, una clara uniformidad material, la abundancia de armamento
militar y una progresiva estratificación social.
Hay construcciones de carácter doméstico, con hogares,
utillaje y recipientes de almacenamiento, y otras mayores, dedicadas a
talleres, actividades productivas y almacenes centralizados.
Ciertos poblados
presentan estructuras defensivas como murallas y torres, pero la mayoría no las
necesitaban debido a su estratégico emplazamiento en altura. Su tamaño era
bastante modesto, presentando una serie de servicios comunitarios que incluyen
canalizaciones de desagüe, cisternas el para suministro de agua, rampas y
escaleras entre unos niveles y otros del poblado, graneros de almacenamiento,
corrales para el ganado y hornos cerámicos y metalúrgicos.
El conjunto de la economía argárica, experimentó un aumento
de la productividad y de la producción, así como una concentración de esta
última en talleres multifuncionales donde se fabricaban herramientas y tejidos
y se procesaban los cereales.
Las manufacturas metálicas y, sobre todo, las
armas, tendrían una indudable vertiente práctica (como instrumentos de coacción
éstas últimas) pero también simbólica, como objetos de prestigio y poder
individuales de los guerreros dominantes
La cebada predominaba claramente frente al trigo, sus animales
domesticados eran las ovejas, cabras, cerdos, bueyes y caballos, usaban molinos
de mano; la cerámica se fabricaba manualmente, era de muy buena calidad, destacando
las copas, vasos, cuencos y ollas.
Las herramientas se elaboraban en piedra
tallada o pulimentada, en hueso o de aleaciones metálicas como el cobre
arsenical o el bronce.
La manufactura textil fue la principal industria y
utilizaba exclusivamente el lino. Las industrias minera y metalúrgica tuvieron
gran importancia, como lo atestiguan los abundantes hallazgos de artefactos y
residuos relacionados con la producción, así como de artículos metálicos.
Las ofrendas funerarias presentan grandes diferencias entre
ellas, su análisis ha permitido plantear la hipótesis de jerarquización social;
las inhumaciones se realizaban en el interior de fosas, covachas, cistas o
grandes tinajas cerámicas denominadas pithoi; su ajuares funerarios depararon
espadas, alabardas, puñales y adornos metálicos, así como artefactos de piedra
pulida y de hueso, cerámicas, prendas textiles y plantas domesticadas.
Coexistían cinco estratos sociales jerarquizados,
piramidales y de carácter hereditario: 1ªDirigentes masculinos con alabardas y
espadas, joyas de oro y plata, así como copas; 2ª Mujeres y niños
pertenecientes a la élite; 3ª Hombres y mujeres de pleno derecho con hachas,
puñales y punzones; entre ellos estarían los guerreros que apoyarían a los
líderes; 4ª Individuos de rango inferior con ofrendas sencillas conteniendo
algún elemento metálico o cerámico; serían personas libres dedicadas a labores
productivas como la artesanía o la agricultura.5ª Personas desprovistas de
ofrendas, que podrían ser siervos o esclavos.
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