Salimos los Tres Magníficos con fuerte y frío viento del NO,
enlazamos con la pista
para alejarnos por su derecha en largo ascenso
pronunciado
por pista con piso de roca en la umbría,
hasta alcanzar la cuerda
de Los Cuernos;
continuamos por su
arista
siguiendo el PR coincidente con el RicoteTrail, una clásica de gran
dureza organizada por el Club Valle de Ricote,
alternamos miradores sobre el
Valle de Ricote con pequeñas trepadas casi consecutivas,
cresteamos
alcanzando
cornisas,
con fabulosas vistas de la Sierra del Cajal y Sierra Espuña por
nuestra izquierda, a la derecha las Sierras del Chinte, Solán y La Pila, así
como los pueblos de Ricote, Ojós, Blanca y Abarán; Cieza se esconde tras el
Cerro de la Atalaya.
El viento aumenta su velocidad sacudiendo el arbolado, me
obliga a cambiar el sombrero por el gorro lanudo y cerrar el cortavientos a
tope;
cortamos brevemente la pista, para tomar el mantente resguardados del
azote ventorrero; seguimos pisteando 1 km para volver a atajar por sendero
durante 250 m;
abandonamos la pista principal
para echar un vistazo desde el
Mirador (1011 m) y volver;
tras 1,2 km, enlazamos con la carreta de subida al
Centro Reemisor; tras el cartel
informativo,
continuamos rectos en ascenso por sendero boscoso.
Pronto nos vemos admirando los cuchillos que asoman por el
cortado,
procurando que el vendaval no nos arrastre hacia ellos cuando posamos
para hacer foto.
Descendemos un tanto antes de encumbrar,
coronando hasta el
mismísimo vértice geodésico del Pico Almeces (1122 m);
asusta el ruido
ensordecedor que provoca el viento, nos hace temer alguna caída de objetos
anteneros o árboles; así que, cuanto antes descendamos por la traza senderil
del cortafuegos, tanto mejor.
Pasamos junto a una sima
antes de enlazar con la pista; la
seguimos durante 400 m, para tomar en la primera cura, un sendero arbolado
con
abundante matorral a base de chaparros, lentiscos, jarales, enebros y romeros;
nos conduce al Camino Forestal del Collado de Mezquita,
una estrecha senda con
tramos de mampostería,
degradada por el tránsito, la escorrentía, los derrumbes
y la falta de mantenimiento,
sus vistas del Valle de Ricote sin embargo son
fantásticas.
Perdemos altura en el tramo final, con alguna curva virada
de suelo pedregoso y tierra suelta;
hay un desplome cercano a su final, con la
fértil Huerta de Ricote
marcando el final del periplo rutero. Solo nos queda
buscarnos un bar donde dar cuenta de los bocadillos que traemos.
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