Isleta del Moro-Torre de Los Alumbres-Castillo de San Ramón- Sendero de la Molata-Las Negras-Cortijo del Fraile-Presillas Bajas
Salgo pedaleando por asfalto atajando a la derecha por la pista
del cortijo de La Loma,
vuelvo a la carretera dejando la bajada a la Cala de
los Toros, asciendo las rampas del 10% al Mirador de la Amatista,
lugar de un
antiguo puesto de vigilancia de la Guardia Civil;
a la derecha la Punta del
Barranco del Negro y el Cerro de Los Frailes,
a la izquierda el Cerro de Los
Lobos, enfrente el mar y cielo azul intensos.
Continuo por carretera, descendiendo
a la caldera volcánica del Valle de Rodalquilar; para girar a encontrarme con
una pista de tierra suelta,
bordeando el antiguo centro minero de Rodalquilar;
pasado
un campo de viejos olivos,
se introduce en la ramblera Cañada de la Soledad;
tomo una vereda paralela hasta la pista, me deja en el cruce con el camino a la
Torre de Los Lobos,
pero antes he de rodear el Cortijo Colorao
y la Cortijada
de La Ermita con los restos de una torre.
Llego al Castillo de Rodalquilar y su Torre de Los Alumbres,
construida en 1509 para la defensa de la mina de alumbres de Rodalquilar, ante
los numerosos ataques de piratas berberiscos;
abandonada en 1555, hacia 1590
fue convertida en la cárcel de Cabo de Gata. A mitad del siglo XV se descubre
el “alumbre” (sulfato de alúmina y potasio), usado para fijar los colores en la
industria textil, la elaboración del vidrio y medicinas.
A finales del XVI,
dejó de ser rentable la explotación del alumbre debido a la competencia
italiana, los impuestos fiscales y los conflictos con Flandes e Inglaterra,
principales importadores. La almagra (óxido de hierro rojo), sustituyó al
alumbre durante los siglos XVII y XVIII.
Desde la pista veo un palmeral donde se halla una noria restaurada,
entro en la bella Playa del Playazo
tomando el Sendero de la
Molata (estrecha senda sobre acantilados con espectaculares vistas),
eludiendo
la propiedad privada del Castillo de San Ramón,
antiguo bastión defensivo del
siglo XVIII, forma parte de una batería de 4 cañones que defendían el litoral
desde Cerrico Romero a Cala de San Pedro,
está construido sobre una duna
fosilizada junto al playazo y los acantilados de La Molata, provistos de multitud de fósiles
marinos.
El sendero accidentado me obliga a empujar la bici en un par
de tramos, continua faldeando el Cerro de la Molata (235 m),
para iniciar un
complicado descenso trialero con numerosos atajos por decidir,
en cualquier caso tuve que bajarme de la bici ya que el tramo final no es ciclable.
Una vez en la escondida Cala del Cuervo junto al camping de
la Caleta,
sigo por carretera
cogiendo sendero por la izquierda para descender,
antes de llegar a una torre, al pueblo de Las Negras:
cambio de dirección por
carretera en progresivo ascenso, atajo por pista paralela a la Rambla del
Cuervo; la carretera que pensaba tomar, según cartel está cortada y no me fío;
toca ascender desde las tristemente famosas Hortichuelas,
la dura pendiente del
Risco de Bornos, lo único que desmerece esta ruta singular.
Pasado el Collado de las Cuevas Ortiz, sigo la pista
encementada a la derecha y en la bifurcación también,
desciendo rodeado de
paisaje virgen al semiderruido Cortijo de Montano,
ejemplo de arquitectura
tradicional de la zona, al ser construcciones con gruesos muros, pequeñas
ventanas, cubiertas planas y encalado blanco.
Vuelvo al cruce
para llegarme a
la Ermita, aljibe y señorial Cortijo del Fraile,
vallado pero no restaurado; construido
por los frailes dominicos en el siglo XVIII, con la desamortización pasó a
manos privadas en 1836,
fue también escenario de los hechos que inspiraron a
García Lorca “Bodas de Sangre”.
Un pequeño monolito nos recuerda que estamos
ante una ruta cinematográfica;
prosigo al Caserío del Campillo de Doña
Francisca con varios aljibes
y pocas viviendas;
entro en la aldea de Los
Albaricoques, una silueta de pistolero, nos recuerda la “era” del duelo final
en “La muerte tenía un precio”.
Inicio el camino de vuelta por la Rambla de La Paniza, en ligero
ascenso y penoso pedaleo, pero de gran riqueza geológica y botánica;
pasado el
Cortijo Presillas Bajas y el collado, las señales que indican ruta btt me hacen
dudar y hago un trecho siguiéndolas, pero mi orientación es otra y doy la vuelta;
cruzo la Rambla de Majada Redonda y enlazo con divertido sendero,
combinado con
rambla
hasta la cuesta final a la silenciosa aldea de Presillas Bajas.
Alcanzo la carretera, dejo atrás el cruce con los Escullos, según
asciendo voy pendiente de tomar el Sendero Escullos-Isleta del Moro,
que
sorteando ramblizos
acaba en el “Mirador de las Teticas” (al Cerro de Los
Frailes),
echo un vistazo al puerto
cuando una gaviota pesca un pez;
acabo con
una ducha reparadora en la autocaravana. Después iremos al Cabo de Gata para
tomar unas cervezas contemplando la puesta de sol.
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