Accedo desde la carretera de Mula a Pliego C-3315, aparco a
la entrada a la población. Comienzo pedaleando en ascenso recto a la calle de
la Balsa,
donde se halla el molino de Francisco García Rubio, en funcionamiento
desde 1940 a 1990; fue un molino harinero cuya maquinaria era accionada con
energía eléctrica, se restauró en los años 2014/15 en el marco del proyecto
«Recuperación del Patrimonio Etnográfico y Cultural de la calle del Agua de
Pliego».
Solo puede contemplarse desde el exterior para preservarlo, la primera
vitrina muestra una visión entrópica del paso del tiempo, conservando el
interior intacto al cierre de su actividad.
Voy siguiendo las indicaciones hacia la Iglesia
dedicada a Santiago Apóstol, porque a principios del siglo XIV, la villa fue
adquirida por la Orden de Santiago, quedando los mudéjares como población
exclusiva de Pliego desde sus orígenes, sujetos a las directrices de la
Encomienda de Aledo.
Paso frente al Museo de la Almazara Santiaguista,
hasta hace
poco más de veinte años se utilizaba para elaborar aceite en Pliego,
conserva la maquinaria original, los avances
mecánicos posteriores y la estructura arquitectónica. Contaba con el curso de
agua proveniente de la fuente de los caños para las tareas de lavado.
Precisamente en esta fuente,
hay una maqueta en fundición de aluminio
mostrando
el antiguo sistema hidráulico de la villa.
Llego a la Ermita Nuestra Señora de Los Remedios, del siglo
XVIII y estilo barroco,
enlazo con la carretera C-4 con vistas de la fortaleza
de Pliego, enclave desde el que se domina la población y el antiguo poblado
fortificado de La Mota (Castillo de las Paleras).
Dejo el asfalto por la Senda “Mountain Bike”, paso frente al
depósito municipal del agua (Muela), veo
el cruce con el sendero del Portichuelo, como parte de la Ruta de los Miradores
de Pliego;
las antenas de telefonía
dan paso a la caseta de vigilancia,
con un excelente
mirador sobre el valle de Pliego y Sierra Espuña,
observo el Cerro de la Almoloya
antes de comenzar la trialera, que por pista después,
me saca al desvío hacia
la carretera y Collado de Espuña (465 m).
Sigo el sendero que parte desde aquí en ascenso, para girar
por la izquierda y empujar la bici un tramo corto,
luego sigo descendiendo al
cruce con la pista hacia el aparcamiento Higuera. Intento trazar pasando por
una finca con una jauría de perros sueltos,
tengo que ascender entonces por el
cortafuegos,
de nuevo a la pista de mampostería por el Pino del Buen Aire.
En el cruce tomo recto por sendero ligeramente empinado
que
transcurre por un denso pinar;
bordeando la Cuerda del buitre, cruzo el Barranco
del Llano pasando por la granja de la Casa del Mariscal;
tuerzo por la
izquierda a las Casas de la Esperanza,
las rodeo recreándome con la dotación de
este pintoresco lugar,
continuo por pista asfaltada un corto trecho, tuerzo a
la derecha y en el siguiente cruce lo hago por la izquierda; cruzo el Barranco
de Fuente Higuero, tomo por la izquierda, para girar poco más adelante a la
derecha,
por la pista que sigue el Itinerario Ecoturístico de La Senda del Agua,
paso por la entrada al área recreativa de la Portuguesa y la junta de unión de
los tramos del Canal del Taibilla, correspondientes a Barqueros y Pliego.
Cambio de pista y dirección rebasando el Barranco de la Hoz
en la Muela del Moclón;
continuo por la izquierda en el cruce con pista
principal,
me acerco a ver una balsa de riego
donde nada tranquilamente un gran
carpa,
paso por las Fuentes del Barbol
y sigo paralelo al barranco del mismo
nombre.
Un nutrido grupo de palomas
han tomado el Cortijo del Barbol,
avanzo por la derecha junto a unas paleras,
un pequeño canal me acompaña un
tramo. Con vistas de la Mastroja
llego a una bifurcación de pistas,
sigo por la
izquierda a cruzar la Rambla de Malvariche primero
y la carretera después,
una
señal en las Culleras me indica la dirección correcta: A Pliego.
Vadeo el canalillo de agua que trae la Rambla de Malvariche,
a la altura del Cortijo de las Grullejas
enfrento un contundente ascenso; la
pista enlaza con la carretera al Sangrador de las Anguilas, y a su vez, con la
de Casas Nuevas a Pliego; cruzando la población llego al final de esta corta ruta,
donde las trialeras no han sido muchas, ni tampoco entrañan dificultad reseñable, pero transcurren por parajes sorprendentes de bosque mediterráneo, cursos de agua, casas de labor, balsas de riego, pequeños núcleos de población que conservan su autenticidad, entretenidas pistas y diversos cultivos forestales.
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donde las trialeras no han sido muchas, ni tampoco entrañan dificultad reseñable, pero transcurren por parajes sorprendentes de bosque mediterráneo, cursos de agua, casas de labor, balsas de riego, pequeños núcleos de población que conservan su autenticidad, entretenidas pistas y diversos cultivos forestales.
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