Un cartel nos indica la ruta Btt Los Serranos entre
Pajaroncillo y Boniches,
el camino encharcado
nos lleva entre pinos pinsapos,
encinas y chopos a la aldea abandonada del Cañizar de Abajo, ubicación de una
antigua resinera, con las casas de los trabajadores,
una fuente, la planta destiladora
de resinas con su chimenea, compartimentos para el ganado y conejeras.
Se
producía principalmente alcanfor y aguarrás a partir de la resina, recogida a
mano por más de cuarenta familias, repartidas con Cañizar de Arriba.
Cruzamos el viejo puente metálico sobre pilares de piedra
que salva el curso del río Cabriel;
dejamos la pista principal desviándonos en
La Colilla a la derecha por otra en constante ascenso,
invadida de matorral con
tramos embarrados por las recientes lluvias.
En el Brezal de los Conejos vemos
una especie de trufa (si no fuese por su color blanquecino, ya que la
superficie con diminutas formas piramidales si coinciden con la trufa de verano,
pero esta última es de color pardo oscura); otra posibilidad es que se trate de un girasol seco.
Llegamos a una especie de pista
cuyos márgenes están con piedras,
en vez de seguir por ella dado su mal estado,
continuamos atajando
para enlazar con la pista más arriba.
Llegamos al Collado de la Losa,
descendemos
compartiendo
pista con las bajantes de agua
y las formaciones rocosas de la Sierra de las
Cuerdas;
cruzamos un arroyuelo
para acercarnos a Selva Pascuala,
un cartel
informativo
nos conduce por el recorrido del Parque Cultural del Arte Rupestre
de Villar del Humo, formado por más de 200 representaciones repartidas entre 11
abrigos.
Cortamos la Rambla del Anear
y la fuente del Anian,
cruzando
una pasarela de madera,
el sendero se interna junto a paredones rocosos con
cobertizos
y muestras de la extracción resinera,
hasta las jaulas que protegen
las pinturas rupestres de dos estilos;
uno es el Arte Levantino (10.000 años),
manifestación de los últimos cazadores-recolectores, basado en representaciones
figurativas (arqueros, ciervos,
bóvidos,
equinos,
jabalies,
caprinos, y alguna figura femenina); otro
es el Arte Esquemático (6.500 años), con motivos abstractos, esquemáticos o
figurativos.
Realizamos un pequeño ascenso delimitado
junto a varios
madroños,
bordeando
las instalaciones
del complejo hasta la Casa de Selva
Pascuala,
mandada construir en 1915 por D. Pedro Planchuelo y su mujer Pascuala
Rodriguez.
Tomamos la fruta e iniciamos la vuelta,
dando prioridad a la cómoda
pista descendente por la Tasonera;
encontramos restos de níscanos,
brezos
cambiando de color,
huellas de cérvidos,
la ruina de una construcción,
roderas
encharcadas
y al río Cabriel de nuevo.
Aprovecho para acercarme a husmear por
encima del muro,
la finca privada abandonada del Cañizar de Abajo
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