Accedemos desde la Autovía Murcia-Lorca (salida 609) hacia Totana, seguimos por la RM-502 a Aledo enlazando con la C-21 a Lorca, nos desviamos a la vista del poste indicador del Km 2, por pista asfaltada a la izquierda y a 600 m cruzamos el puente del aparcamiento.
Comenzamos en subida 9 Andarin@s desde el área por la pista
al Cabezo Molino,
siguiendo el trazado de la fallida urbanización en dirección
Norte,
cruzamos por una doble fila de palmeras,
descendiendo por sendero hacia
la cabecera de la Rambla de Los Molinos, donde se aúnan historia, ingeniería
hidráulica y naturaleza:
La concentración de la propiedad del agua, estaba en manos
de unos pocos herederos, agrupados en “Huertas” o “Heredamientos del Común” y
bajo la tutela del concejo, que velaba por el funcionamiento y mantenimiento de
sus instalaciones;
las “Huertas” disponían de un mayordomo para supervisar la
monda de las acequias, balsas y limpieza de caminos y parcelas;
a su vez, cada
“heredamiento” disponía de un muñidor o “avisador”, cuya función principal era
la de advertir a los herederos de sus turnos de riego.
Los gastos de mejora
en infraestructuras recaían en los
herederos; los posibles destrozos causados por las avenidas, se reflejaban en
algunos contratos para el arrendamiento de molinos.
Una variedad de molino en Murcia donde el agua escasea, es
el molino de rueda horizontal o rodezno, complementado con el cubo, mejora
técnicamente al molino hidráulico, al disponer de una torre circular con varios
metros de altura, que se estrecha progresivamente mediante anillos o “atanores”
-que debieron requerir de alfares especializados- evidencia de su origen andalusí, aumentando
la energía cinética del agua al fluir con mayor presión en su caída,
permitiendo muelas de gran tamaño y mejor rendimiento;
estos molinos de la
Ribera de Aledo disponían de una sola muela, sus obradores era de pequeñas
dimensiones y solían tener caballeriza aneja.
La ubicación de estos artilugios a lo largo de la Rambla de
los Molinos, se justifica por el aprovechamiento de los caudales de manantiales
permanentes de agua; se hallan apartados del cauce de la rambla protegidos de
las avenidas ocasionales; las aguas se canalizaron para lograr una mejora en la
molienda y el riego, ayudados por los fuertes desniveles existentes entre uno y
otro molino.
El sistema hidráulico comenzaba con el nacimiento -el Río-
de la Cueva de la Mauta, ahora con raíces petrificadas en travertinos, antaño
era la cueva del Batán por la proximidad del Batán de la Saliente, ubicación
del actual Molino Nuevo o de Patalache ...
... último construido de los once que perduran a lo largo de la Rambla de los Molinos.
Molino Nuevo o de Patalache |
... último construido de los once que perduran a lo largo de la Rambla de los Molinos.
El sistema de captación de la huerta de Patalache con
cultivos de vid, morera, almendro, higuera, parra, granado, algarrobo y otros
frutales, pudo combinar mina (bocamina de las Canales) y presa subálvea,
Bocamina de las Canales |
haciendo discurrir las aguas ...
... hacia una acequia, donde se unían a las de Fuente
de Allábajo del barranco Borrazán y llegaban al molino Cavero, el más antiguo y
único, hasta que la demanda de molienda y su irregular funcionamiento, animó a
los comendadores a levantar otro, el actual molino Alto (entre 1507 y 1511),
le
siguieron los molinos Ramos (1520), Primero (1530), Segundo, Chiquito y
finalmente el molino de Marín, siete en total a finales del siglo XVI.
La acequia (elevada sobre dos postes) cruzaba la rambla para
abastecer a los de la margen izquierda (Chancla, Ramos, Chiquito, Alto, Mora,
Segundo y Primero), el agua se retenía finalmente en la balsa de Colomí, para
el riego de la Huerta de Totana; pasados los molinos, se subastaba en «El
Alporchón» de Totana.
Abandonamos la rambla entroncando con la carretera C-8,
siguiendo por la izquierda -Calle Europa- entre parrales por Los Sifones bajo
la Serrecica;
vamos siempre rectos, salvo en las dos grandes bifurcaciones,
tomando por la derecha en la primera e izquierda en la segunda.
En una curva de
las Viñas, cogemos pista a derecha ...
... para introducirnos en la pequeña cuenca de
la Rambla de Lébor;
su estructura geológica determinada por la fuerte erosión
de aguas de escorrentía (cárcavas y abarrancamientos);
nos muestra un terreno
rico en margas, yesos, calcarenitas, areniscas y conglomerados;
en un cerro
cónico junto a un meandro de la rambla, se encuentra el asentamiento de La
Bastida, poblado argárico (no incluido en el track).
Nuestro paso por la rambla de Lébor ha sido un continuo, constante
e interminable sorteo de dificultades, eludiendo grandes moles rocosas,
derrumbes, escarpes, pozas y paredones calizos;
la mayoría de las veces
haciendo trepadas ayudándonos unos a otros, investigando pasos, abriendo
caminos, e incluso tuvimos que dar media vuelta, para acometer a media ladera un
rodeo y esquivar un paso insalvable ahora, por el estado de los arrastres y
rocas que taponan lo que antes eran salidas.
Alucinados ante tanta belleza como
dificultad, a medida que avanzábamos con una lentitud exasperante ...
|
... también
sentíamos el privilegio de gozar en solitario de este magnífico lugar, obviando
a veces su peligrosidad si pierdes la concentración o te fallan las fuerzas.
Cercano el paso por la carretera, se despide este tramo obsequiándonos con
profusión de fósiles incrustados en las rocas.
Cruzamos la carretera tratando se seguir por la pista de
enfrente; el terreno estaba labrado y vallado en algún tramo, descendemos a
media ladera pero hay grandes surcos y abundante matorral, cuando vemos que el
lecho de la rambla se halla expedito y sin barro;
continuamos por él y nos deja
en la entrada del Estrecho de la Algualeja,
una angostura que alterna cueva y
cañón fluvial,
donde se suceden antiguos sedimentos marinos transformados en
paredones rocosos,
erosionados y rezumantes de agua,
cuya precipitación provoca
relieves carbonatados con amalgamas de materia orgánica,
producto de la acción
conjunta entre bacterias, musgos y helechos, con la falta de luz solar y el
contacto con el agua.
Estrecho de la Agualeja |
Sin incurrir en los desmanes de la fantasía, hay rincones con figuras esculpidas de areniscas meteorizadas,
Estrecho de la Agualeja |
también se observan algunas
estalactitas y crestones.
Este singular paraje, se ve actualmente amenazado por
la colmatación de su cauce, la destrucción del patrimonio geológico debido a
los actos vandálicos y la ausencia de protección.
Nuestro avance se ve frenado por el agua que llega al medio
metro, retornamos para ascender por los escalones al aparcamiento, satisfechos y
molidos de tanto bregar con esta Naturaleza, que pone a prueba tanto nuestra
resistencia como creencias.
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