Río Dobra - Olla de San Vicente

Accesos por la NA-625 desde Oseja de Sajambre y el Puerto del Pontón por el Desfiladero de Los Beyos, siguiendo el curso del rio Sella; o desde Cangas de Onís y el pueblo de Cangués de Tornin, al pequeño aparcamiento junto al restaurante.

Al río Dobra, los celtas lo nombraban "Dubrán" (agua), su nacimiento en la Cordillera Cantábrica, tiene lugar en la zona del Puerto de Dobres (Valdeón); afluente del río Sella, su cuenca hidrográfica sin poblaciones, hacen de él un río puro, sin contaminar, de aguas vírgenes, transparentes y de color azul turquesa.

La ruta comienza en el aparcamiento del restaurante; la pista transcurre por la margen derecha del río Dobra, enseguida me deja en el puente Puente Viejo, 

Puente Viejo

de origen medieval según su estructura de construcción, 

lugar de confluencia con la Senda del Arcediano (antigua ruta romana) y el Camin de la Reina.

Puente Viejo

Poco más adelante escoltada por el arbolado 

termina en la majada de la Pandiella con algún caserío entre prados con frutales. 

Se hace senda labrada en la piedra caliza, 

hay que extremar la precaución al ir pisando entre rocas con aristas o resbaladizas, raíces y matorral, 

Acebo

levantando la vista también, para deleitarnos con las pozas 

y algún salto de agua en el camino.

Llego a una bifurcación, por la izquierda cruzo un oscuro avellanar, 

se abre para mostrarme la Olla de San Vicente, 

Olla de San Vicente

magnífica y gran poza de hasta cinco metros de profundidad. A partir de aquí solo apto para la práctica del barranquismo.

Olla de San Vicente

Vuelvo pegado a la orilla, agachando a menudo la cabeza, 

atravesando tramos de maleza, disfrutando de la belleza de un recodo con un pequeño istmo; 

cruzo por el primer paso alambrado, 

poco transitado a juzgar por la hierba cerrada; 

dejo atrás una rústica construcción a base de madera y piedra, que cumplirá como barbacoa.

El río se hace más ancho y reposado en el devenir de sus aguas, siempre nos muestra las piedras que reposan en su fondo, dejando islotes de cantos rodados y arenales, sus agua se abren paso entre la exuberante vegetación de ribera.

Paso por el segundo paso vallado, 

cruzo el tercero poco más adelante, 

para incorporarme a la pista de la ida y volver al aparcamiento, cuando empieza a llegar el personal y ya no queda una plaza libre. Tuve que madrugar para aparcar la autocaravana, hacer la ruta el primero y en solitario, al ser un lugar frecuentado por pescadores y bañistas.

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