Salimos cruzando por el área recreativa al Mirador de
Piedrashitas.
Con vistas al Valle de Valdeón y Sierra Caballo en los Picos de
Europa,
caminamos por sendero entre viejos robles,
escoltados por los picos
Cambrorisco y Piedrashitas.
Pasamos por el curso de un arroyo
para subir a Collado
Viejo,
seguimos en ascenso entre profusas retamas y abigarrados brezos,
por
trocha zigzagueante
alcanzamos la pared de conglomerado rocoso,
cuajada de
coloridos líquenes en la Cerrá del Centenal (1760 m),
superando en este tramo
la máxima altura del recorrido con 1734 m.
Tras bordear el pico Guadañas (1731),
el sendero transcurre
bajo Peña de Dobres (1796 m)
al Collado
Dobra, junto a Peña Blanca (1802 m), donde almuerzan unos andarines;
iniciamos el descenso
por un canchal
con vistas del Macizo del Cornión;
unos
carteles marcan nuestra dirección por el
helechal,
hacia un magnífico bosque de hayas
con pronunciada pendiente
y zonas
embarradas,
aquí hay que extremar la precaución; doy por hecho que llevaremos
botas con membrana y bastones, al tratarse de una ruta montañera.
Rodeados por hayas de gran porte y belleza en zona encharcada,
se estabiliza un trecho la pendiente; cruzamos Arroyo Riega Grande, tributario
del río Dobra ya en Valdelafuente,
donde salimos a la pista que por la
izquierda asciende al Jario (1913 m), y a la derecha desciende al Refugio de
Vegabaño hacia donde nos dirigimos.
Antes de cruzar el puente de tablas junto al Arroyo Truégano,
compartimos los bocatas con las glotonas gallinas,
bajo la atenta vigilancia de
su gallo.
El otro acceso pistero, desde Soto de Sajambre al refugio de
Vegabaño, es más corto y menos duro, pero no tan interesante.
El refugio dispone de habitaciones y servicio de bar,
tomamos el café charlando con la encargada y su hija,
que pasan 9 meses en este
lugar paradisiaco;
nos encontramos tan “agustito” que nos cuesta emprender la
vuelta; se avecina tormenta y conviene darse prisa.
Para evitar la fuerte pendiente en el pasado bosque de
hayas, continuamos un tramo pisteando, a la altura de un hito, describimos un
arco monte a través,
hasta enlazar con el track de la ida.
Bajando desde el Collado Dobra, alejada la amenaza
tormentosa, vemos que otros tonos de luz modifican la belleza del entorno.
Relajados
y sin prisas, me dedico a perseguir mariposas,
fotografiar plantas e insectos,
acosados a veces, por enjambres de pequeñas moscas cojoneras.
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