La empresa encargada fue Rafting Murcia. El trayecto se
realiza en unas 3 h incluidos bocata y cerveza. En cada nave íbamos 8
participantes y dos monitores del Blanca Club de Piragüismo, encargados de dar instrucciones
para sortear rocas, troncos, rápidos y dos presas de diferente tamaño.
Pasamos por zonas de baño tranquilas, donde hacemos pie, nos
invitan a darnos un remojón, aunque lo más chulo fueron las guerras de agua
entre las dos embarcaciones, con nuestras camisetas empapadas en el fragor de
la lucha a remo.
Resultó una experiencia gratificante y divertida,
recomendable incluso a personas poco habituadas al agua, puedes pasar el tiempo
entre risas y remos,
o bien elegir darte algún baño, es aconsejable apuntarse
en grupo, aunque hacen un pequeño descuento, lo mejor estriba en embarcarse con
amigos o familiares.
La organización en general estuvo correcta, me
proporcionaron un casco para colocar la GO PRO, y unos días más tarde suben a
su web las fotos del reportaje, si no quieres entregar un pendrive y esperar el
lento proceso de descarga todas las fotos comunes a los grupos del día.
Accedemos circunvalando Blanca por la Avenida Río Segura,
aparcamos junto al Club Piragüista de Blanca en el cruce con la Calle Sor
Soledad.
Entramos a las oficinas (previa reserva) a realizar el pago, al lado
se hallan los vestuarios con duchas comunes y las taquillas (la llave va con
mosquetón), poco después nos suministran los cascos y el chaleco, nos
distribuimos en las embarcaciones, recibiendo un corto aprendizaje orientativo sobre
el manejo en grupo de la nave.
Nos deslizamos aguas abajo dando remos, vamos rodeados de
kayacs, detrás de la embarcación con
nuestros camaradas de monte pero enemigos de agua;
ávidos de abordajes piratas,
iniciamos la guerra de agua disfrutando cual escolares el día en que dan vacaciones,
que casualmente es hoy, por eso el río se halla invadido de chiquillos, los
menudos y nosotros, los grandullones.
El cañar de ribera también han desempeñado un importante papel,
chocando contra nosotros en numerosas ocasiones, sin causarnos ninguna baja y sí
muchas carcajadas, lo más “duro” fue el paso por los dos azudes o presas;
en el
primero, fuimos los únicos que entramos de costado barriendo el agua a los tres
más cercanos al inclinarse hacia su lado, aquí el agua no llega ni a la
cintura; en el segundo, creí que por inclinación íbamos a volcar, la estabilidad
de las balsas neumáticas lo impide, pero la alucinante sensación de que nos íbamos
al fondo, por unos largos segundos me pareció real.
En resumidas cuentas, hemos pasado una mañana genial gracias
al abundante caudal, el calor y la buena compañía. Volveremos por más.
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