Entre la Sierra de Ricote y la del Oro se encuentra esta
rambla, cuyo cauce es también la vía pecuaria “El Cordel de Charrara”.
Aparcamos al inicio de la rambla a la orilla de la carretera
que viene de circunvalar Abarán, con una temperatura inusual para ser invierno, realizamos un corto
recorrido...
... hasta llegar a la zona del estrecho, salvándolo por un camino rocoso con las ruinas de un molino, que antaño y gracias al agua que se
derivaba de la rambla, picaba esparto para fabricar recipientes donde, entre otras
cosas, podían guardar las frutas de la zona de Abarán.
Nos encontramos en un entono árido con zonas húmedas y encharcadas donde
crecen los carrizos, las adelfas y los tarays.
Siguiendo por el curso de la
rambla, el camino está marcado de huellas y excrementos del ganado, hay tramos de piedra suelta -se agradece llevar una buena suela-, unas
laderas acarcavadas y otras estratificadas donde la erosión ha dejado su huella,
dejando ya de fluir el hilo de agua que veníamos siguiendo...
... van apareciendo más
ruinas de edificaciones con algún olivar, casi siempre situadas en las alturas
de los bordes rambleros, aunque no vemos los típicos arrastres de otras ramblas que se acumulan en los recodos.
Al llegar al camino que asciende a la aldea de
Charrara nos dimos la vuelta.
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