... se denominan Minas de La Calera y fueron explotadas
para la extracción de mineral rico en hierro, desde 1884 por la Societé Forges
de Firmilly (francesa) comenzando por la “Fragua”.
Cerraron en 1915 por culpa
de la primera guerra mundial, en 1951 la “Sociedad de las minas de La Calera”
reabrió la extracción del mineral, mejorando la competitividad con innovaciones,
tales como martillos neumáticos, palas cargadoras neumáticas, perforadoras de
corona de diamantes, embarcadero nuevo, planos inclinados, tolvas etc.
La falta
de producción y el abaratamiento del producto, dio lugar al cierre a mediados
de los años 60.
Aparcamos en el desvío a Campillo de Adentro, junto a la
carretera Cartagena-Mazarrón con vistas de una gran balsa e Isla Plana ...
... venimos
prevenidos con el material necesario: casco, frontal con pilas de repuesto,
guantes, mascarilla y calzado adecuado ...
... además contamos con Jose Luis como guía
experimentado ...
... y con Paco, experto en mineralogía y también conocedor de la
mina. Nadie debe entrar en la mina sin estos requisitos (material y guía).
Tomamos la pista del Llano de Morales hacia el Cabezo de La
Panadera ...
... enlazando con el Barranco de La Mina ...
... donde comenzamos a visualizar
las torretas, que desde 1915 sustituyeron al antiguo sistema de transporte
basado en la tracción animal ...
... con un cable de unos 2.5 km y vagonetas
suspendidas cargadas de mineral extraído, deslizándose por peso y gravedad hasta
el muelle de la playa de la Calera, e izando las vacías por contrapeso sin
necesidad de otro tipo de energía.
Aparecen junto al barranco las casas cueva ...
... que cobijaban a
las mulas, encargadas de transportar las vagonetas cargadas del mineral, para
exportar rumbo a Inglaterra y Suiza.
Ascendemos una rampa ...
... que nos conduce al aljibe con agua ...
... varias
construcciones ruinosas que sirvieron para albergar al personal, servir de
administración y almacenamiento.
Por la pequeña entrada de la mina Estigia vamos pasando uno
a uno, cambiamos la luminosidad diurna y la fragancia de las aromáticas por oscuridad,
silencio, estrechez y polvo en suspensión.
Lo primero que llama nuestra atención son los palos de
madera, clavados y espaciados en un lateral a lo largo de la galería, para
sustentar el cable eléctrico, después lo hace una dependencia con puerta, donde
se guardaban los explosivos para los barrenos ...
... más tarde se instalaron los motores de aire
comprimido para hacer funcionar los martillos neumáticos. Enseguida unas
pedrizas acumuladas a los lados de la galería principal de paso, denotan su
escaso valor y fueron empleadas para tapiar alguna boca.
Llegamos a una enorme sala de alta cúpula ...
... con brillos que
producen los minerales de óxido de hierro a modo de purpurina ...
... estamos
fascinados aunque manchan al contacto.
Comenzamos el pronunciado descenso en estrecha rampa, con
pequeños escalones de alto peldaño, por la que los mineros bajaban a las
plantas más profundas de la mina ..
... en su día se fijaron en el suelo patas de
hierro con cables de acero como medida de seguridad, ahora están rotos, oxidados,
partidos o pelados.
Aconsejable no valerse de los mismos y usar bastones.
Entramos por túnel de mampostería en pasadizo, hacia uno de
los muchos pozos ...
... damos la vuelta para seguir descendiendo a niveles inferiores.
Vamos volviendo de subida ...
... cuando damos con los restos de un
castillete con 5 m de altura, sin la jaula metálica que permitía subir el
mineral de los niveles inferiores, para cargarlo en las vagonetas o “cunas” tiradas
por mulas, que lo arrastrarían primero a través de las galerías hasta la boca del
túnel, y después a la zona del cable aéreo para ser cargado y embarcado en la
playa.
Observamos una tolva en pedriza con su porteta, palanca de apertura y contrapeso de cierre (una piedra colgando al extremo opuesto).
También había en la pared donde se cargaban las vagonetas, unas
rayas negras marcando el número de cargas que salían.
Solo nos quedaba por realizar el experimento del apagado de
las luces, convertidos en invidentes durante un minuto e incapaces de dar un
paso, rodeados de pozos sin brocal, bajos techos y rocas en el suelo resbaladizo, nos
preguntamos que le ocurriría al minero si se le apagaba el candil.
Los expertos
aconsejan quedarse quietos en el mismo sitio, para no correr el riesgo de, intentando
encontrar una salida, sufrir una caída, tropiezo o choque.
Si a pesar de los
focos, todos hemos golpeado el casco contra el techo, no quiero ni pensar en la
vida de estos mineros, que a diario respiraban aire enrarecido y polvoriento ...
... trabajando duro sin ver la luz durante muchas horas un día tras otro, por eso
al “ver la luz al final del túnel” ...
... nos embarga una alegría ...
... que solo puede ir
en aumento, cuando nos comamos un asado de pulpo en Puntas de Calnegre para
celebrarlo.
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