en dirección al Parque Miribilla,
derivación de
"Miravilla", nombre original que recibía el monte sobre el que se
levanta este nuevo ensanche bilbaíno.
Descendemos por su anfiteatro, que originariamente contó con
escenario en el que llegó a ensayar la
coral de Bilbao.
Desde las calles Olano y Arechaga, cruzamos la Ría del Nervión
o de Bilbao,
por el puente peatonal de La Ribera o San Francisco;
cambiado, volado
y sustituido en varias ocasiones a lo largo de su historia.
Entramos en el moderno y funcional Mercado de la Ribera,
construido en 1929 por el arquitecto Pedro Ispizua.
Se le considera el mayor
mercado cubierto de toda Europa gracias a sus 10.000 m², repartidos en tres plantas
con 186 comercios.
Tomamos la Calle Tendería, una de las tres calles más
antiguas de la Villa, con mucha historia desde el medievo, antaño gremial con tiendas
de textil y talleres de confección,
nos interna hasta un lateral del pórtico de
Santiago, levantado por el general Villegas, en el lado sur del templo a partir
de 1580 sobre un antiguo cementerio.
Rodeamos parte de la Iglesia Catedral de Bilbao, consagrada
al Apóstol Santiago, patrón oficial de la Villa desde 1643. Construida en el
siglo XV, de estilo gótico, aunque torre y fachada son neogóticas. La última
reforma data del año 2000. Destacan el pequeño claustro gótico, la Puerta del
Ángel (Puerta de los Peregrinos) muestra de gótico florido y su torre.
Desde la Plaza Santiago enlazamos con la Calle Torre, debido
a la existencia de la antigua torre de Bilbao, derruida en 1878. En el siglo XV
era una de las torres de linaje que defendían el perímetro cercado de la Villa.
Al final de la misma, compartiendo con la Calle de la Pelota (por jugar a
pelota mano en los restos de la antigua muralla), se halla el Palacio de John,
antiguo palacio del siglo XVIII, en su fachada observamos una hornacina con la
imagen de la Virgen de Begoña y un escudo de armas, su nombre actual se debe, a
que albergó una ferretería llamada La Bolsa. Hoy es centro cultural y social.
Pasamos desde las calles Santa María, Jardines y
Bidebarrieta a la Plaza y teatro Arriaga,
la parte central de la fachada principal
es de forma curvo-convexa, con abundante decoración escultórica. Inspirado en
la Ópera de París, fue obra del arquitecto municipal Joaquín Rucoba, se
inauguró en 1890 y en 1902 recibió el nombre de Arriaga,
en honor al músico
bilbaíno Juan Crisóstomo Arriaga, conocido como el Mozart hispano, ya que a los
13 años compuso su primera ópera, y poco antes de cumplir los 20 años murió de
tuberculosis. Como otros edificios del Casco viejo, sufrió serios daños con las
inundaciones de 1983.
Sin cruzar el Puente del Arenal,
junto al Paseo del mismo
nombre,
rodeamos por la Pérgola del Parque
para ver la Iglesia de San Nicolás, construida
sobre una antigua ermita medieval, levantada por pescadores en honor de San
Nicolás de Bari, su patrón.
Fue punto de cita de los navegantes antes de
hacerse a la mar.
De estilo barroco, planta de cruz griega, construida dentro
de un cuadrado y cubierta por una cúpula octogonal. Contiene retablos y
esculturas de Juan de Mena.
Desde su parte trasera, transitamos por la Calle Askao
a la
Plaza Miguel de Unamuno, con el busto en bronce de este filósofo y escritor de
la generación del 98, que vivió los primeros años de su vida aquí.
De la Calle Maria Muñoz pasamos a la de Ronda, antiguamente
se realizaba por ella la ronda de vigilancia de la villa, cuando la ciudad
estuvo amurallada. En el número 16 nació en 1864 Miguel de Unamuno.
Volvemos por la Calle Tenería para ver desde otra
perspectiva la Catedral.
De la Calle Alejandro de la Sota pasamos a la Somera,
la más antigua de Bilbao, tuvo caballerizas y posadas, sus edificios limitaban
con la muralla (6 m de alto por 2 m de ancho) que rodeaba el Primer Bilbao.
Ora vez por la Calle Ronda salimos al Mercado de Ribera,
rodeando la Iglesia de San Antón,
construida a finales del siglo XV en estilo
gótico, aunque su portada es
renacentista y el campanario barroco. Aparece junto con el puente del mismo nombre en el escudo
de la ciudad.
Cruzamos por el Puente de San Antón o Puente viejo,
más
antiguo que el propio Bilbao, ya existía antes de que fundara la Villa Don
Diego López de Haro en el 1300. Aunque se cambió su emplazamiento a causa de
las riadas. Era paso obligado para el comercio con Castilla, y también donde se
ejecutaba a los nobles e ilustres, lanzándolos a la ría atados y con piedra al
cuello.
Ascendemos por la Calle Cantarranas a la Plaza de Los Tres
Pilares, así llamada por los mojones instalados para establecer la demarcación
y límites de la Villa;
llama nuestra atención como murcianos, los paraguas que
protegen la ropa cuando ha de secarse, sin desdeñar las coloristas muestras
geométricas de arte popular, que adornan fachadas o muros.
Accedemos a la Plaza Saralegui
donde se mantiene aún una
galería de la mina San Luis;
en el muelle Marzana las gabarras cargaban el
mineral que bajaba del monte Mirivilla,
donde se encueentra el Horno de calcinación de la mina San Luis, abandonada en 1960,
como vestigio del pasado minero de la zona.
Subimos las escaleras del Palacio de Deportes
Bilbao Arena,
los materiales empleados para su edificación se han tomado como modelo
de la naturaleza que le rodea.
Volvemos por el Parque Miribilla al aparcamiento.
Habiendo constatado que el desarrollo económico, social y urbanístico de Bilbao comenzó en sus "7 calles",
se basó mayormente en el comercio, las actividades portuarias, el mercado
semanal y en el hierro del monte Mirivilla.
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