Salimos
junto al kiosko -punto de información del
parque regional- del Valle Perdido,
una de las áreas recreativas más visitadas del Parque Regional de El Valle-Carrascoy, con zona de barbacoas, dos pistas
de tenis, una de frontón y otra de petanca. Los clientes del bar disponen de
acceso a internet gratuito.
Vamos con miembros del grupo senderista Andarines, ejerce con muy buen oficio de sherpa Joaquín, y
ameniza el recorrido con anécdotas y chistes Manuel (aunque a veces los cuenta
subiendo y no se oyen tanto las risas).
Pasamos
por la Rambla Paciencia que nace
a unos 500 metros de altitud, sobre el paraje reconocido por Las Canteras, desciende por el Cerro de Cueva Colorada por el que
volveremos mas tarde; Salabosque y Casas
del Valle, hasta la urbanización de la finca de La Paloma, desembocando en la Rambla
del Puerto.
En el margen superior de uno de sus caminos, hubo una fuente de
agua de suministro a la finca de Torre
Isabel que bordearemos más adelante.
Vemos canalizaciones
y pequeñas presas de piedra en el curso de la rambla y otros elementos
hidráulicos (una tubería moderna de goma).
Lo más
llamativo del lugar es la combinación de una vegetación agradecida y exuberante,
por las últimas lluvias, con tramos de arenisca amarillenta. Además del pino Carrasco
observaremos palmitos (Chamaerops humilis), lentiscos (Pistacia lentiscus), albaidas
(Anthyllis cytisoides), enebros de la miera (Juniperus oxycedrus), espinos
negros (Rhamnus lycioides), jaras (Cistus albidus), espartos (Stipa tenacissima), y aromáticas
como el romero (Rosmarinus officinalis) y el tomillo (Thymus hyemalis).
Ascendemos
a media ladera para dirigirnos a recorrer una muestra de la arquitectura militar
de la Guerra Civil en la Comunidad
Murciana, las trincheras excavadas y casamatas.
Cuando
ya iniciada la guerra se consolidan los frentes, se hace necesario crear
fortificaciones de hormigón y acero, empleados por la tecnología militar de
entonces: las casamatas, estas son de un diseño antiguo y modesto, nada que ver
con los bunkers que he visitado en Normandía,
también es cierto que se priorizó la defensa naval con las baterías del Monte Cenizas y Castillitos cubriendo un área costera
muy amplia debido a su potencia de fuego (35 km de alcance).
Las
trincheras, casamatas y nidos de ametralladoras, suponían una economía de
soldados para su mantenimiento y defensa, debido a la privilegiada posición
dominadora, que ostentaban por su ubicación en alto y con vistas.
Vista plano lateral "nido de ametralladora" |
Obedecían a
un plan de defensa estratégico, que abarcaba desde Águilas a Guardamar (Tebar, Purias, Paretón y Cantareros, Los Guiraos y
el Puerto de La Cadena en la Sierra de Carrascoy construcción esta última que
comenzó en el verano del 1937 y terminó en la primavera del 1938), pero sin un
orden continuo de defensa estática, aunque disponía de más de tres km de
longitud en la zona del Puerto de la
Cadena al Valle Perdido, su
función era la de evitar ataques por tierra a la otra línea de defensa naval
con puesto de mando en Cartagena.
Continuamos
procurando no resbalar o apartando alguna rama que otra, hasta La Pinada y Casa de Juan Melgarejo en estado ruinoso, habitada antaño por marqueses que vivían
en Madrid y venían durante los meses de verano…
Nos hicimos las fotos de rigor junto a su gran alberca, almorzamos en una mesa de
piedra en la zona ajardinada con palmeras y trepadoras -hedera helix y rubia
peregrina- con vistas a Murcia.
Fuimos "victimas" de algun tipo de conjuro o hechizo inexplicable de transformación, que ya quisiera alguno fuese "permanente"
Reanudamos
la marcha en subida, para ver un nido de
ametralladoras para dos máquinas (lo normal es para una sola ametralladora)
que se halla en muy buen estado.
Vista áerea plano casamata para dos ametralladoras |
Terminamos
la subida en el Castillo de Portazgo,
construcción ubicada en el macizo de Las Canteras, edificación de planta rectangular, aprovechando el
profundo escarpe como protección natural. Sus medidas son 31x 22'50 m, está fabricada
a base de grueso tapial de calicanto,
posee tres contrafuertes rectangulares, cuya altura total no rebasa los dos
metros. En el interior del recinto hay dos cuerpos opuestos de seis estancias,
cuatro de ellas abovedadas, y una pequeña habitación central. Las salas
abovedadas están comunicadas entre sí. Se supone construida por arquitectos o
ingenieros, conocedores de monumentos orientales o norteafricanos. Ante
la falta de protección, los depósitos estratigráficos ya han sido saqueados.
Ahora los restos se encuentran
divididos en dos zonas (cortados por la Autovía
Murcia-Cartagena). En la parte superior, servía de fortaleza y lugar de
recreo, la zona inferior era destinada a las caballerizas y el ganado.
El
nombre de Puerto de la Cadena proviene
de la época medieval, se colocaba una cadena y había que pagar un impuesto o
peaje por el tránsito de personas y de mercancías, para cruzar en ambos
sentidos: Cartagena o Murcia.
Volvimos
al Valle Perdido por el paso de La Tubería, zona cercana al Centro Ecuestre y de mi inicio en
btt, con recuerdos de la guarda Candelaria,
que nos echaba a cuantos pedaleábamos por allí… siempre de malas maneras. Es un
milagro si aún vive, cabe la posibilidad de que la “mala leche” sea un
potente antioxidante.
Ha sido
una ruta de 7 km y 280 m acumulados de desnivel, con algunos tramos ligeramente
exigentes por la pendiente o lo resbaladizo del sendero, poco marcado en
algunos casos, haciéndose necesario consultar el track.
Solo me
queda agradecer y envidiar la suerte de Manuel, que nos invitó en el Kiosko
como broche final de ruta, para celebrar que
lo van ha hacer abuelo, a Ana por la intendencia y al resto de integrantes
por compartir una mañana tan placentera.
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